jueves, 15 de diciembre de 2011

Parar.Pensar.Respirar y por mucho que cueste...CONTINUAR

Porque a veces sobran los motivos para llorar,faltan razones por las que seguir...gritar,llorar,romper,patalear...cuando ya no quedan lágrimas que llorar,ni aliento para gritar,nada que romper ni fuerza para patalear ¿Qué queda? Solo queda el silencio,una herida invisible,el brillo en los ojos y un labios que tiemblan...
Podrás hacer cualquier cosa con tal de evadirte de aquello que te atormenta, pero por muy lejos que te vayas tarde o temprano vuelve para darte una palmadita en la espalda,guiñarte un ojo y recordarte que en esta vida no es el camino fácil el que elegiste...
El camino fácil es,muchas veces rendirse,pensar en abandonar y no volver a... pero por mucho que cueste no se puede estar padeciendo siempre,cuando no hay nada a lo que aferrarse,nada que te motive para levantarte o simplemente el miedo a volver a fallar no te deje avanzar...hay que inventarse algo, porque nunca no hay nada el problema es que no lo vemos.
Supongo que al igual que el camino fácil es darse al abandono y compadecerse de uno mismo ,el camino difícil es el de plantarle cara a la adversidad,pensar si puedo,aunque los hecho te demuestren los contrario, y volver a levantarte aunque te siga doliendo el golpe. Si para tantas otras cosas siempre cojo el camino difícil ¿por qué no hacerlo ahora también? A veces las cosas no salen como queremos, pero de nada sirve hacer las cosas bien a la primera si después te olvidas... Habrá que pensar que el tropiezo es una prueba, que solo será esta vez y que aunque doloroso,de algo habrá servido...
En el suelo se está muy bien, pero de nada sirve estar a gusto si después no vas a ser capaz de levantarte, así que por lo pronto habrá que disimular los ojos rojos,morderse el labio y evitar el silencio, porque de nada sirve que tengas una mano a la que aferrarte cuando ni tu mismo quieres salir del bache.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Latidos vidriosos.

Esa fría sensación que me produce saber que todo lo que está a mi alrededor sea de cristal, cuanto más respiro, más se resquebraja, como todo aquello que me importa. Tenerlo entre las manos, sentir su gélido tacto vítreo, acariciarlo, y en un pequeño suspiro, hacerlo pedazos. Atormentada por la duda de si merece o no la pena intentar tener algo tan delicado como es un pedacito de cristal que a la mínima se puede romper, y si te descuidas incluso podría herirte... Ajena a su brillo embriagador a tras luz que embelesa con su intacta transparencia, la incertidumbre de cuanto durará ese brillo, y cuanto tardará en romperse sin oportunidad de poder evitarlo...

viernes, 11 de noviembre de 2011

Aun estando a ciegas, el mundo brilla.

Sales un día de casa, pensando en lo bonito que es tal día, ha salido el Sol, sus rayos iluminan tu adormilada cara, pero no te importa porque la sensación de calor te encanta. Vas por la calle, disfrutando de ese sol radiante, pasas cerca de una tienda, en la que está sonando en la radio tu canción favorita, ahora es la música, junto al calor, lo que fluye por tu cuerpo, te dejas llevar incluso meneas el pelo para dejar al viento tu melena... Sigues con tu paseo con una sonrisa de oreja a oreja bordada por una rayo de sol y una melodía cuando de repente, por ir pensando en algo tan bonito como es un buen día, te tropiezas y caes de golpe rompiendo esa pulsera tan bonita que te regaló un día alguien a quien en su día diste tu corazón y puso el suyo en esa pulsera... Te das cuenta de que el día ya no es tan bonito, la sonrisa se convierte en una curva mal doblada, no ves el sol porque agachas la cabeza y tienes frío porque una mala sensación ha bajado desde la cabeza hasta los pies produciéndote un escalofrío...
Ahora te sientes culpable, por haber tropezado por no ir mirando donde debías, por ir pensando en cualquier cosa a lo que tenias que pensar en ese momento... tu culpabilidad aumenta cuando ves que eso que se ha roto no lo puedes recuperar y te fustigas pensando: si no hubiese ido pensando en las musarañas ahora tendría la pulsera, si no hubiese escuchado mi canción no habría pensado en musarañas, si no hubiese mirado al sol a lo mejor andaría mas espabilada y habria visto el escalón... y terminas de echarte la culpa pensando: no tenia que haber salido de casa...
Al día siguiente vuelves a salir, miras hacia el Sol, ya no luce tanto como ayer, pero no le das importancia, sigues caminando y pasas por esa tienda que siempre tiene música a todo volumen pero esta vez la canción no te gusta y dejas de escuchar. Sigues tu camino, te das cuenta de que el día es un poco mas gris que ayer, pero aun así disfrutas del aire que frota tu cara y respiras hondo, la sensación es diferente, hace frio. De repente se pone a llover, no tienes paraguas y la humedad cala hasta los huesos, quieres llegar a casa, tantas son las ganas que echas a correr sin percatarte de que en el suelo hay muchos charcos…vuelves a tropezarte. El barro tapa tu cara, tienes los pies mojados y muy fríos te invade la vergüenza… lloras. Deseas desaparecer pero sabes que es imposible, con que echas a correr de nuevo esta vez más deprisa, necesitas refugiarte en casa.
Te despiertas por la mañana y abres la persiana, la tormenta no cesa, sigue lloviendo, el dia es más gris aun que los anteriores y entra aire por alguna grieta de la ventana, vuelve el frio. Analizas detrás del cristal si es buena idea salir a la calle, por una parte no quieres mojarte ni pasar frio, pero por otra necesitas salir a la calle a despejarte y a dar tu paseo…
De repente te acuerdas de la pulsera, del charco, del frio… Tienes miedo, miedo de volver a tropezar, de volver a fallar… Te alejas de la ventana, con la mirada perdida mientras acaricias tu muñeca desnuda… La tristeza se apodera de ti, el frío te abraza y algo salado resbala por tu mejilla… Agachas la cabeza, abatida, tapando con las manos el salitre de tu cara, poco a poco te arrastras hasta el suelo y quedas de rodillas con la cabeza entre las manos, apoyada en la pared. Lloras desconsolada pero disimulas para que nadie te oiga, el berrinche es cada vez más fuerte y cada vez te cuesta más controlar tu pena, has perdido la noción del tiempo. Al rato alguien llama a la puerta, no contestas, pero insiste, al parecer alguien ha logrado escuchar tu disgusto.
-¿Cuál es tu problema?
-Ninguno –sollozas acercándote a la puerta-.
-Y… ¿Por qué llorabas?
-Rompí mi pulsera

Las lágrimas no eran de dolor, ni de pena, ni de frio… era impotencia. La pulsera no era lo más importante, pero al igual que el golpe, dolía. El problema estaba en que se habían ido las ganas de volverlo a intentar porque después de un día malo, otro, otro… No te acordabas ya de lo bonito que podía llegar a ser un día, de la de sonrisas que podías dar y recibir, de que algo bueno te podía pasar… Eso no importaba, por la ventana ya no veías los días llenos de cosas nuevas, de cosas buenas, sino que todos eran grises, sin nada nuevo que aportar salvo tragedia…

-Bueno, ¿Qué tal hoy el paseo?
-Genial, hace un día estupendo.
-Te lo dije…
-Llevabas razón, la mala suerte parece que me ha dado un respiro. He salido a la calle, el día era precioso y el aire olía mejor que de costumbre, además he aprendido algo…
-¿Ah si? Dime, ¿el que?
-Simplemente he mirado hacía el cielo, el sol relucía en su más alto brillar, he abierto bien los ojos y he descubierto lo afortunada que soy por poder disfrutarlo otro día más…
-Pero… ¿Y qué es lo que has aprendido?
-Ah sí, ¡se me olvidaba! Mira, me he comprado otra pulsera, ¿te gusta?- sonreía de oreja a oreja mientras mostraba su muñeca…-

Cuando pienses que ya no hay nada, que todo es gris, busca aquello por lo que merezca la pena seguir, luchar… Cuando lo encuentres no te hará falta pensar, antes de hacerlo te habrás levantado sin darte cuenta.

sábado, 5 de noviembre de 2011

"Tres cosas hay en la vida..." ¡Y una mierda!

Dicen que 3 cosas hay en la vida: salud, dinero y amor; yo no tengo dinero, ultimamente tampoco mucha salud, ni lo que literalmente se define como amor ¿He de asumir por esto que mi vida no puede funcionar si no tengo ninguno de estos 3 pilares? Supongo que no, ya que para mí ese dicho no es más que una frase hecha para cobardes que no saben valorar las cosas que realmente merecen la pena. Yo estoy de acuerdo en que aquel que tenga esas 3 cosas o alguna de ellas será feliz, doy por hecho que lo será, pero eso no quita que cualquiera que no tenga alguna o ninguna de las 3 pueda optar a ello también.
La felicidad no se halla en cosas tan obvias o incluso materiales, como son dichas meninas, sino que se encuentra en cada segundo que respiras, en cada sonrisa que ofreces y recibes, en cada vez que te asumes un error, en cada vez que perdonas, en definitiva, en cada vez que haces o dices cualquier cosa que te salga del corazón. Ahí es donde están todas aquellas cosa que de verdad importan y por las que vale la pena vivir. Felicidad no es algo que se gane en una tómbola, como puede ser un vale "por un masaje", "por un beso"o un "cheque de 500€", sino que hay que ganársela y la verdad es que ya sea porque todos los tontos tienen suerte o simplemente por la mala repartición de todo en este mundo, no todo el mundo que lucha por ella de verdad cada día la obtiene ni todo aquel que la tiene es porque se la merezca.
Es triste pararse a pensar en este tipo de cosas cuando te das cuenta de que durante mucho tiempo has estado dando tanto de ti misma que ya no queda nada para el disfrute propio, sino que todo ha sido absorbido por aquello a lo que has entregado ese bien tan preciado, todo ello sin recibir nada a cambio...
 Es aquí cuando empiezo a plantearme si realmente, si de verdad merece la pena invertir todo mi tiempo en algo tan poco rentable como es lo que hasta ahora y desde hace mucho tiempo ha sido la inversion más importante de mi vida, y paradójicamente la menos productiva...
Y por ello me vuelvo a preguntar, si tan poco rentable es, si de verdad no me merece la pena, y lo sé, ¿Por qué quiero seguir invirtiendo, gastando esperanza y tiempo en cuidar lo sembrado sabiendo que hacerlo no me asegura obtener el fruto deseado? Es frustrante no tener la respuesta y seguir negándome a mi misma la obviedad de las cosas, ¿Por qué? Es fácil, porque es la vez que más cerca he estado de alcanzar la felicidad,  y como a estas alturas el mal ya esta hecho y los daños serán irreparables siga o frene en seco, no pararé hasta conseguir lo que ansío, uno,darme de bruces contra el suelo, o sencillamente ser la persona más feliz del mundo.

viernes, 28 de octubre de 2011

Recuerdos enfrascados en barquitos de papel.

A veces llega un momento en la vida en el que te propones un gran cambio, una nueva meta, una nueva ilusión por la que sonreír cada día, algo por lo que dar gracias...pero siempre hay algo, un resquicio del pasado que te frena, que te recuerda que no puedes dejar atrás algo tan de golpe...Cuando es una cosa no muy relevante, algo que no te impide hacer nada, pues bueno, pasas de ello un poco y fuera, pero cuando ese algo es algo mas serio, algo que llevas con ello años y años...no es tan fácil, ojalá pudiésemos librarnos del pasado con un chasquido de dedos, una palmada, un suspiro...Al principio te lo propones y te ves con ganas, es como el dejar de fumar, te vas a comer el mundo y vas a conseguir lo que quieras, pero llega siempre un momento en el que algo te recuerda que el pasado no te abandona, y vuelves a recaer dándole una calada al pasado...Ahí, en esa calada es cuando te das cuenta de que estás estancada, que por mucho que te esfuerces el pasado va a seguir siempre ahí, por mucho que duela o no guste, va a estar ahí...
Cuando ese algo es una persona te planteas si vas a poder olvidarle alguna vez, si vas a seguir sintiendo siempre esas mariposas en el estómago al verle de lejos, esa sensación de mala gana, nervios, esa sonrisa que se escapa sin pensar...
¿Por qué es tan difícil olvidar a una persona aunque sepas que tu para el ya eres historia? ¿Sabiendo que tu sí que formas parte de su pasado y no de su presente como él para ti?
Es una sensación angustiosa, de estancamiento a la vez que desesperación, además cuanto más lo piensas más intentas forzarlo y te vas dando cuenta de que es inútil...Es algo que no te deja avanzar, te estanca y te frena...
¿Y todo esto por qué? Por una persona que maduró tu corazón, que le dio al botón de latir a 2000 por hora siempre que a él se le antojaba, que te hizo sonreír solo con existir, que solo con un beso te hacia olvidar el resto del mundo...
Todo por un primer amor...
¿Significará esto que si no se puede ser feliz con esa persona no podrás alcanzar realmente la felicidad?
...
No tengo una respuesta de sí o no, pero sí una de: yo aun no lo he conseguido...

miércoles, 26 de octubre de 2011

Oporto 2010

A veces parece que tengamos que llegar a ver situaciones extremas para darnos cuenta de cómo realmente están las cosas y para aprender a valorar todo lo que tenemos, porque muchas veces ese todo es demasiado, y habiendo gente la cual su todo sea nada, es bastante triste que sigamos estando tan ciegos sabiendo que están ahí y sin embargo quedarnos con los brazos cruzados haciendo como que no pasa nada...
Vivimos unos tiempos difíciles sí, todo el mundo lo sabe, pero nadie se atreve a hacer ni decir nada por miedo a perder todo lo que tiene. A día de hoy muchas de las cosas que tenemos, la mayoría, son privilegios, caprichos, cosas materiales que aunque en un primer golpe de vista nos parezca que nos van a solucionar la vida, o que vamos a ser mejores personas por tenerlas, realmente no sirven más que para ocupar espacio.
Diciendo esto todo el mundo creo que piensa en su Harley Davison, en el chalet de la playa que se ha comprado hace poco, un coche nuevo, un diamante que te da agujetas en el dedo, un vestido con 3 letras que vale lo mismo que la moto..Y etc etc etc.
Yo no juzgo a todo aquel que las tiene porque si es así, me alegro, ya que hemos de dar por hecho que si tiene cosas de ese tipo nunca le falta comida en casa, ni una cama caliente en la que dormir...
El problema viene cuando algo tan vital como un plato caliente o un techo bajo el que dormir se convierte en un lujo, en un privilegio al que ni por asomo se puede acceder, ahí es cuando realmente hay un problema.
Un lugar en el que hay un tipo con un mercedes de ultima clase, vistiendo el mejor traje, hecho a medida, con unas gafas de sol que solo por mirarlas habría que pagar y fumando un habano, a no más de un par de metros de distancia hay un montón de mantas apiladas escondidas tras un contenedor y unas zapatillas roídas, donde al caer la noche aparecerá un señor, seguramente con los mismos valores que este anterior, una edad parecida, la misma inteligencia y ganas de vivir, que llegará cansado de patear la ciudad por buscar un trozo de pan que llevarse a la boca y desesperado pensando si "sus cosas" seguirán donde las dejó la noche anterior, para no morirse de frió bien entrada la noche...
Eso es la realidad aunque no lo parezca, o mejor dicho, aunque no queramos verlo. Yo creo que si realmente el mundo quisiese ver este tipo de cosas las vería e intentaría poner de su parte, pero como eso supondría esfuerzo, tiempo y seguramente el empleo de algunos bienes es mejor cerrar los ojos, mirar hacia otro lado cuando ese señor con una taza oxidada en la mano te pide limosna, cuando hay más gente alrededor de una furgoneta que reparte café a indigentes que dentro de una cafetería...
Así es la vida, y así seguirá siendo a no ser que alguien haga algo. Lo más preciado que tenemos es la vida propia y de nuestra familia, pero si no tenemos medios para cuidar nuestra propia vida, ni la de los que nos rodean, ¿Qué nos queda? Tener que despertarte con las tripas gritando a viva voz que tienen hambre, con el frio de la mañana, con la lluvia... Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero después de ver algo así no se si la esperanza puede servir de algo...
Oporto 2011, "un trozo de pan duro escondido tras un lujoso mercedes..."

martes, 25 de octubre de 2011

Vive y disfruta.

El tiempo pasa, y la vida a su vez montada en él. Cuántas veces utilizamos el pretérito imperfecto antes que el pretérito perfecto simple... Cuántas veces tenemos ese escalofrío que sube de los pies hasta remover el estómago pasando por cada poro, poniendo la piel de gallina, al acordarnos de aquella vez que no nos atrevimos, por miedo o vergüenza, que no tuvimos tiempo, o eso quisimos pensar, que era tarde sin haber mirado el reloj, que quisimos andar, pero los pies no respondieron…
Son cosas en las que, si no te paras a pensar en ellas, no les das mucha importancia, que supongo que mejor, porque asi no molestan, o no te hacen perder el tiempo escribiendo, como me pasa a mi, pero… por qué no parar, durante un minuto, aunque solo sea un minuto antes de dormir y pensar únicamente lo que no hemos hecho ese día, igual no son muchas cosas, pero ya habrá alguna, y si sumamos poquitas de un dia, poquitas de otro, ninguna del siguiente, pero el doble del dia anterior dos días mas tarde… salen muchas, o por lo menos a mi las cuentas se me van de las manos…
A medida que vamos creciendo escuchamos frases como: “el que la sigue la consigue”, “lucha por tus sueños”, “nunca te rindas”, “nunca digas nunca”, ”nunca no hay nada”, “nunca es tarde”, etc… ¿Cuántos nunca, verdad? Nunca, nunca me atreví a decírselo, nunca pude dar el paso, nunca pude pensarlo, nunca tuve el suficiente valor…y así como mil acepciones con nunca, esa palabra infinita y traicionera que a muchos, nos da algún que otro dolor de cabeza…
Por el contrario, también está la palabra siempre, otra asíntota gramatical que si nos paramos a pensar en ella también puede robarnos un poco de imaginación… porque estoy segura de que alguna vez hemos escuchado eso de: “siempre contigo”,” siempre que me necesites”, “siempre que tu quieras”, “siempre me acordaré”, etc … La verdad que con esta salen cosas más bonitas… pero bonitas depende claro, son bonitas si se dicen de verdad, pero si se dicen por decir ya no tienen tanta gracia.. pero bueno, que tampoco era por ahí por donde quería ir, a lo que me refiero es que muchas veces, sin querer, pero lo hacemos, utilizamos palabras tan infinitas como son “nunca” y “siempre” para referirnos a personas, a hechos, a fechas, a momentos… en definitiva, para hablar de nuestra vida, y eso ¿ Por qué? ¿Es que a caso no tenemos en el diccionario palabras lo suficiente concretas como para contar nuestro hoy, ayer o mañana que tenemos que recurrir a palabras tan vacías como muchas veces pueden llegar a ser siempre o nunca?
A veces es mejor no pensarlo, porque os puede pasar como a mi, que podríais basar vuestra vida con un simple: “yo siempre…pero nunca…”
La vida poco a poco nos va enseñando, y aunque muchas veces aprendamos lento y a base de tropiezos, al final algunas cosas se van quedando, y lo que está claro es que por muy bonito que pueda llegar a ser el pasado muchas veces, cuando no hace más que impedir que llegue el futuro es mejor dejar de pensar en lo bonito que fue y pensar en que mejor será lo que está por venir… y de esta manera dejar que los fantasmas se vayan, que las espinitas dejen de doler y que muchas veces el corazón deje de latir cada vez que tienes la oportunidad de ver aquello que te lo acelera con la misma facilidad con la que lo frena…
Yo creo que algún día tendría que llegar este momento, el de dejar el “yo siempre…pero nunca…”, y cambiarlo por un: quise y pude, me atreví y dije, me costó pero llegué, quise y olvidé…
Puede que todo esto sean palabra que no hacen mas que ocuparme espacio entre mis documentos, que me quitan tiempo de estudiar o que solo sirven para meterme más pájaros en la cabeza, puede ser, pero pienso que por algo hay que empezar, y que una buena manera es esa, dejar de limitarnos por palabras, que ya bastante obstáculos hay en la vida como para hacerlo por un puñado de letras…
Hay hechos en la vida que nos marcan, tanto que cuando el sueño termina lo encerramos en la mente y no lo dejamos salir porque creemos que si dejamos de pensar en ello, ese sueño, ese que tanto nos gustaba, ese del que no querríamos haber despertado nunca, se va a escapar para SIEMPRE y NUNCA volveremos a recuperar algo como aquello…
Nos cegamos a nosotros mismos con una venda de inseguridad y de miedo hacia lo desconocido, o mejor dicho, a lo que no es como fue el pasado, que no somos capaces de sacar fuerzas para intentar vivir algo como lo del pasado, pero sin tener que recurrir a recuerdos sino que baste con abrir los ojos para verlo… Muchas veces lo que nos da miedo es pensar en el olvido y en lo que ello conlleva, porque conseguirlo es difícil, pero salir de él es más aun, el problema es cuando a veces no queda otro remedio que eso, olvidar, para, en un futuro, volver a tener recuerdos… Olvidar no es fácil, pero no es imposible…
Por muy bonita que sea la venda del pasado a veces hay que dejar que los ojos vean por si mismos lo que nos oculta, porque sino viviremos encerrados en esa cárcel de oscuridad a la que nos tiene acostumbrados, que no se está mal, pero seguro que lo hay tras ella será mucho mejor, solo hay que saber mirar y dejarse llevar…
“Dicen que lo que no te mata te hace mas fuerte...comprueba si sigues respirando, después de hacerlo y ver que si lo haces mira hacia delante, visualiza todo lo que te queda por vivir y sigue respirando...esa es la manera de olvidar, seguir viviendo”

lunes, 24 de octubre de 2011

Dejarse llevar,suena demasiado bien.

Qué difícil resulta hacerle caso a la razón cuando el corazón se pone de por medio…A veces somos tan bobos que una simple palabra o caricia es capaz de cruzar esa barrera de refuerzo que nos protege de cualquier exposición al dolor… Quizá pase esto por tantas veces que hemos fallado que ya quitamos es barrera por impotencia o simplemente por el morbo de pensar : y si esta vez…?

Qué fácil sería tener un toldo que ocultase los sentimientos, una alarma que nos avisase cuando inconscientemente, haciendo caso al corazón y no a la razón, ese toldo se sube solo y desnuda nuestro alma… Siempre hablamos en suposiciones, a veces tenemos tanto miedo a volver a fallar que no nos damos cuenta de que el mundo no se acaba en cada vez que nos caemos sino que empieza cada vez que nos levantamos.
Dicho así qué sencillo parece, pero a la hora de la verdad, después de un chasco bien podemos cerrarnos en banda por miedo a volver a hacernos daño o abrirnos demasiado, tanto que nos convertimos en algo fácil, en algo que no deja que la razón actúe y lo deje todo en manos del corazón, la carne o la falta de cariño…
Si pudiésemos pararnos a pensar, coger las cosas buenas y malas en una balanza y ver realmente las que pesan mas, las que nos convienen, perderíamos demasiado tiempo… pero y si el tiempo perdido realmente no es tiempo perdido sino tiempo que después se ahorra en indecisión, en noches sin dormir, en lágrimas innecesarias y sobretodo en pensar lo idiota que hemos sido al haber vuelto a cometer el mismo fallo?

Cuando todo son preguntas y no hay respuestas es muy difícil salir de la incertidumbre, pero cuando no la obtenemos por el miedo a lo que esa respuesta nos puede deparar, ¿Qué nos queda? ¿Realmente hay que dejar que ese medo interfiera hasta tal punto que no nos deje continuar?
¿De verdad merece la pena arriesgar tanto, como perder la razón, simplemente por recuperar esa sonrisa, ese cosquilleo, ese pánico escénico, esas dudas, ese miedo a no estar a la altura?
Yo creo que sí …