viernes, 28 de octubre de 2011

Recuerdos enfrascados en barquitos de papel.

A veces llega un momento en la vida en el que te propones un gran cambio, una nueva meta, una nueva ilusión por la que sonreír cada día, algo por lo que dar gracias...pero siempre hay algo, un resquicio del pasado que te frena, que te recuerda que no puedes dejar atrás algo tan de golpe...Cuando es una cosa no muy relevante, algo que no te impide hacer nada, pues bueno, pasas de ello un poco y fuera, pero cuando ese algo es algo mas serio, algo que llevas con ello años y años...no es tan fácil, ojalá pudiésemos librarnos del pasado con un chasquido de dedos, una palmada, un suspiro...Al principio te lo propones y te ves con ganas, es como el dejar de fumar, te vas a comer el mundo y vas a conseguir lo que quieras, pero llega siempre un momento en el que algo te recuerda que el pasado no te abandona, y vuelves a recaer dándole una calada al pasado...Ahí, en esa calada es cuando te das cuenta de que estás estancada, que por mucho que te esfuerces el pasado va a seguir siempre ahí, por mucho que duela o no guste, va a estar ahí...
Cuando ese algo es una persona te planteas si vas a poder olvidarle alguna vez, si vas a seguir sintiendo siempre esas mariposas en el estómago al verle de lejos, esa sensación de mala gana, nervios, esa sonrisa que se escapa sin pensar...
¿Por qué es tan difícil olvidar a una persona aunque sepas que tu para el ya eres historia? ¿Sabiendo que tu sí que formas parte de su pasado y no de su presente como él para ti?
Es una sensación angustiosa, de estancamiento a la vez que desesperación, además cuanto más lo piensas más intentas forzarlo y te vas dando cuenta de que es inútil...Es algo que no te deja avanzar, te estanca y te frena...
¿Y todo esto por qué? Por una persona que maduró tu corazón, que le dio al botón de latir a 2000 por hora siempre que a él se le antojaba, que te hizo sonreír solo con existir, que solo con un beso te hacia olvidar el resto del mundo...
Todo por un primer amor...
¿Significará esto que si no se puede ser feliz con esa persona no podrás alcanzar realmente la felicidad?
...
No tengo una respuesta de sí o no, pero sí una de: yo aun no lo he conseguido...

miércoles, 26 de octubre de 2011

Oporto 2010

A veces parece que tengamos que llegar a ver situaciones extremas para darnos cuenta de cómo realmente están las cosas y para aprender a valorar todo lo que tenemos, porque muchas veces ese todo es demasiado, y habiendo gente la cual su todo sea nada, es bastante triste que sigamos estando tan ciegos sabiendo que están ahí y sin embargo quedarnos con los brazos cruzados haciendo como que no pasa nada...
Vivimos unos tiempos difíciles sí, todo el mundo lo sabe, pero nadie se atreve a hacer ni decir nada por miedo a perder todo lo que tiene. A día de hoy muchas de las cosas que tenemos, la mayoría, son privilegios, caprichos, cosas materiales que aunque en un primer golpe de vista nos parezca que nos van a solucionar la vida, o que vamos a ser mejores personas por tenerlas, realmente no sirven más que para ocupar espacio.
Diciendo esto todo el mundo creo que piensa en su Harley Davison, en el chalet de la playa que se ha comprado hace poco, un coche nuevo, un diamante que te da agujetas en el dedo, un vestido con 3 letras que vale lo mismo que la moto..Y etc etc etc.
Yo no juzgo a todo aquel que las tiene porque si es así, me alegro, ya que hemos de dar por hecho que si tiene cosas de ese tipo nunca le falta comida en casa, ni una cama caliente en la que dormir...
El problema viene cuando algo tan vital como un plato caliente o un techo bajo el que dormir se convierte en un lujo, en un privilegio al que ni por asomo se puede acceder, ahí es cuando realmente hay un problema.
Un lugar en el que hay un tipo con un mercedes de ultima clase, vistiendo el mejor traje, hecho a medida, con unas gafas de sol que solo por mirarlas habría que pagar y fumando un habano, a no más de un par de metros de distancia hay un montón de mantas apiladas escondidas tras un contenedor y unas zapatillas roídas, donde al caer la noche aparecerá un señor, seguramente con los mismos valores que este anterior, una edad parecida, la misma inteligencia y ganas de vivir, que llegará cansado de patear la ciudad por buscar un trozo de pan que llevarse a la boca y desesperado pensando si "sus cosas" seguirán donde las dejó la noche anterior, para no morirse de frió bien entrada la noche...
Eso es la realidad aunque no lo parezca, o mejor dicho, aunque no queramos verlo. Yo creo que si realmente el mundo quisiese ver este tipo de cosas las vería e intentaría poner de su parte, pero como eso supondría esfuerzo, tiempo y seguramente el empleo de algunos bienes es mejor cerrar los ojos, mirar hacia otro lado cuando ese señor con una taza oxidada en la mano te pide limosna, cuando hay más gente alrededor de una furgoneta que reparte café a indigentes que dentro de una cafetería...
Así es la vida, y así seguirá siendo a no ser que alguien haga algo. Lo más preciado que tenemos es la vida propia y de nuestra familia, pero si no tenemos medios para cuidar nuestra propia vida, ni la de los que nos rodean, ¿Qué nos queda? Tener que despertarte con las tripas gritando a viva voz que tienen hambre, con el frio de la mañana, con la lluvia... Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero después de ver algo así no se si la esperanza puede servir de algo...
Oporto 2011, "un trozo de pan duro escondido tras un lujoso mercedes..."

martes, 25 de octubre de 2011

Vive y disfruta.

El tiempo pasa, y la vida a su vez montada en él. Cuántas veces utilizamos el pretérito imperfecto antes que el pretérito perfecto simple... Cuántas veces tenemos ese escalofrío que sube de los pies hasta remover el estómago pasando por cada poro, poniendo la piel de gallina, al acordarnos de aquella vez que no nos atrevimos, por miedo o vergüenza, que no tuvimos tiempo, o eso quisimos pensar, que era tarde sin haber mirado el reloj, que quisimos andar, pero los pies no respondieron…
Son cosas en las que, si no te paras a pensar en ellas, no les das mucha importancia, que supongo que mejor, porque asi no molestan, o no te hacen perder el tiempo escribiendo, como me pasa a mi, pero… por qué no parar, durante un minuto, aunque solo sea un minuto antes de dormir y pensar únicamente lo que no hemos hecho ese día, igual no son muchas cosas, pero ya habrá alguna, y si sumamos poquitas de un dia, poquitas de otro, ninguna del siguiente, pero el doble del dia anterior dos días mas tarde… salen muchas, o por lo menos a mi las cuentas se me van de las manos…
A medida que vamos creciendo escuchamos frases como: “el que la sigue la consigue”, “lucha por tus sueños”, “nunca te rindas”, “nunca digas nunca”, ”nunca no hay nada”, “nunca es tarde”, etc… ¿Cuántos nunca, verdad? Nunca, nunca me atreví a decírselo, nunca pude dar el paso, nunca pude pensarlo, nunca tuve el suficiente valor…y así como mil acepciones con nunca, esa palabra infinita y traicionera que a muchos, nos da algún que otro dolor de cabeza…
Por el contrario, también está la palabra siempre, otra asíntota gramatical que si nos paramos a pensar en ella también puede robarnos un poco de imaginación… porque estoy segura de que alguna vez hemos escuchado eso de: “siempre contigo”,” siempre que me necesites”, “siempre que tu quieras”, “siempre me acordaré”, etc … La verdad que con esta salen cosas más bonitas… pero bonitas depende claro, son bonitas si se dicen de verdad, pero si se dicen por decir ya no tienen tanta gracia.. pero bueno, que tampoco era por ahí por donde quería ir, a lo que me refiero es que muchas veces, sin querer, pero lo hacemos, utilizamos palabras tan infinitas como son “nunca” y “siempre” para referirnos a personas, a hechos, a fechas, a momentos… en definitiva, para hablar de nuestra vida, y eso ¿ Por qué? ¿Es que a caso no tenemos en el diccionario palabras lo suficiente concretas como para contar nuestro hoy, ayer o mañana que tenemos que recurrir a palabras tan vacías como muchas veces pueden llegar a ser siempre o nunca?
A veces es mejor no pensarlo, porque os puede pasar como a mi, que podríais basar vuestra vida con un simple: “yo siempre…pero nunca…”
La vida poco a poco nos va enseñando, y aunque muchas veces aprendamos lento y a base de tropiezos, al final algunas cosas se van quedando, y lo que está claro es que por muy bonito que pueda llegar a ser el pasado muchas veces, cuando no hace más que impedir que llegue el futuro es mejor dejar de pensar en lo bonito que fue y pensar en que mejor será lo que está por venir… y de esta manera dejar que los fantasmas se vayan, que las espinitas dejen de doler y que muchas veces el corazón deje de latir cada vez que tienes la oportunidad de ver aquello que te lo acelera con la misma facilidad con la que lo frena…
Yo creo que algún día tendría que llegar este momento, el de dejar el “yo siempre…pero nunca…”, y cambiarlo por un: quise y pude, me atreví y dije, me costó pero llegué, quise y olvidé…
Puede que todo esto sean palabra que no hacen mas que ocuparme espacio entre mis documentos, que me quitan tiempo de estudiar o que solo sirven para meterme más pájaros en la cabeza, puede ser, pero pienso que por algo hay que empezar, y que una buena manera es esa, dejar de limitarnos por palabras, que ya bastante obstáculos hay en la vida como para hacerlo por un puñado de letras…
Hay hechos en la vida que nos marcan, tanto que cuando el sueño termina lo encerramos en la mente y no lo dejamos salir porque creemos que si dejamos de pensar en ello, ese sueño, ese que tanto nos gustaba, ese del que no querríamos haber despertado nunca, se va a escapar para SIEMPRE y NUNCA volveremos a recuperar algo como aquello…
Nos cegamos a nosotros mismos con una venda de inseguridad y de miedo hacia lo desconocido, o mejor dicho, a lo que no es como fue el pasado, que no somos capaces de sacar fuerzas para intentar vivir algo como lo del pasado, pero sin tener que recurrir a recuerdos sino que baste con abrir los ojos para verlo… Muchas veces lo que nos da miedo es pensar en el olvido y en lo que ello conlleva, porque conseguirlo es difícil, pero salir de él es más aun, el problema es cuando a veces no queda otro remedio que eso, olvidar, para, en un futuro, volver a tener recuerdos… Olvidar no es fácil, pero no es imposible…
Por muy bonita que sea la venda del pasado a veces hay que dejar que los ojos vean por si mismos lo que nos oculta, porque sino viviremos encerrados en esa cárcel de oscuridad a la que nos tiene acostumbrados, que no se está mal, pero seguro que lo hay tras ella será mucho mejor, solo hay que saber mirar y dejarse llevar…
“Dicen que lo que no te mata te hace mas fuerte...comprueba si sigues respirando, después de hacerlo y ver que si lo haces mira hacia delante, visualiza todo lo que te queda por vivir y sigue respirando...esa es la manera de olvidar, seguir viviendo”

lunes, 24 de octubre de 2011

Dejarse llevar,suena demasiado bien.

Qué difícil resulta hacerle caso a la razón cuando el corazón se pone de por medio…A veces somos tan bobos que una simple palabra o caricia es capaz de cruzar esa barrera de refuerzo que nos protege de cualquier exposición al dolor… Quizá pase esto por tantas veces que hemos fallado que ya quitamos es barrera por impotencia o simplemente por el morbo de pensar : y si esta vez…?

Qué fácil sería tener un toldo que ocultase los sentimientos, una alarma que nos avisase cuando inconscientemente, haciendo caso al corazón y no a la razón, ese toldo se sube solo y desnuda nuestro alma… Siempre hablamos en suposiciones, a veces tenemos tanto miedo a volver a fallar que no nos damos cuenta de que el mundo no se acaba en cada vez que nos caemos sino que empieza cada vez que nos levantamos.
Dicho así qué sencillo parece, pero a la hora de la verdad, después de un chasco bien podemos cerrarnos en banda por miedo a volver a hacernos daño o abrirnos demasiado, tanto que nos convertimos en algo fácil, en algo que no deja que la razón actúe y lo deje todo en manos del corazón, la carne o la falta de cariño…
Si pudiésemos pararnos a pensar, coger las cosas buenas y malas en una balanza y ver realmente las que pesan mas, las que nos convienen, perderíamos demasiado tiempo… pero y si el tiempo perdido realmente no es tiempo perdido sino tiempo que después se ahorra en indecisión, en noches sin dormir, en lágrimas innecesarias y sobretodo en pensar lo idiota que hemos sido al haber vuelto a cometer el mismo fallo?

Cuando todo son preguntas y no hay respuestas es muy difícil salir de la incertidumbre, pero cuando no la obtenemos por el miedo a lo que esa respuesta nos puede deparar, ¿Qué nos queda? ¿Realmente hay que dejar que ese medo interfiera hasta tal punto que no nos deje continuar?
¿De verdad merece la pena arriesgar tanto, como perder la razón, simplemente por recuperar esa sonrisa, ese cosquilleo, ese pánico escénico, esas dudas, ese miedo a no estar a la altura?
Yo creo que sí …